Título: Steve Jobs
Autor: Walter Issacson
Editorial: Simon & Schuster
Una de las tareas marcadas en mi agenda en el reciente viaje a USA era la compra el libro de Isaacson, sobre Steve Jobs. Lanzado el 24 de Octubre cayó en mis manos el 28 en una tienda Target, con un 25% de oferta, y después de haber resistido sistemáticamente a la compra sin descuento en todos los aeropuertos que visité durante mi estancia.
Voy a plantear aquí un punto de vista políticamente incorrecto y poco convencional, para acabar hortodoxamente: Jobs fue un cabronazo, y el mundo y la tecnología no se hubiera resentido un ápice sin él.

Toy Story
Algunos de nuestros sabios más conocidos dijeron en su día que caminaban a hombros de gigante, apuntando así humildemente que sus avances eran fruto del trabajo de otros. La humildad es una cualidad humana valorada proporcionalmente a la posición social del que la exhibe.
El caso de Jobs es diametralmente opuesto: su prepotencia y arrogancia, así como capacidad para humillar el prójimo, han sido cualidades bien conocidas en su entorno, y que aplicó sistemáticamente para lograr sus objetivos. La cuestión es si el fin justifica los medios.
Dicho esto, todo personaje tiene sus facetas, y en el caso de Jobs, su sentido visionario, capacidad de innovación, búsqueda perfeccionista de resultados y pasión por el diseño hizo de sus productos y compañías marcas de éxito. La pregunta es qué hubiera sucedido si Jobs no hubiera existido: Nada.
La época de Jobs, mostraba una nerviosa agitación pre-parto en el mundo de la tecnología y los computadores. Bill Gates con Microsoft, IBM, Xerox, … todos se movían buscando una nueva gama de productos que ofrecer al público. La historia sin Jobs o sin Gates hubiera sido diferente, pero no diametralmente distinta. La género humano, con su dotación genética y su capacidad de adaptación, tenía que llegar y llegó al computador personal, y a las videoconsolas y a la animación por ordenador. Si no hubiera sido Jobs, quizá los propios fundadores de Pixar lo hubieran hecho con fondos de otras personas, o tal vez otra compañía hubiera marcado tendencias con una alternativa a Toy Story. Pero entre los miles de millones de personas que habitan el mundo, no podemos pensar que la historia sería diferente sin uno particular: diferente sí, aunque no genéricamente diferente. Si no hubiera habido Stalin, probablemente otro habría ocupado su puesto en la conyuntura social Rusa de la época. Las personas somos como somos, y producimos lo que producimos. Este es nuestro sino, y nuestra penitencia.
En todo caso, tuvo que ser Jobs quién encarnó un modo de vida, tuvo una visión y participó en una era de revolución tecnológica. Reconozcamos la parte positiva del personaje, y apliquemos el cuento en nuestro ámbito: cualquiera puede provocar una revolución de esta índole si se encuentra un medio propicio. Moraleja: (i) La tecnología llega cuando la sociedad está madura; (ii) un entorno dinámico e innovador es el caldo de cultivo idóneo para el nacimiento de una nueva tecnología.