Título: Por una causa justa
Autor: Vasili Grossman
Editorial: Galaxia Gutemberg
La naturaleza maravillosa del Ave Fénix ha permitido a la mitología deslumbrar el imaginario colectivo: muerte y vida, fuego y aire, cenizas y resurrección. No existe otro ave con moraleja más suculenta, y viene al caso hoy para hablar de la guerra y la prosperidad del pueblo que se recupera de la misma.
Grossman va al corazón del hombre, y nos habla de la naturaleza humana, sus pasiones, intereses y anhelos, y como la guerra a veces se interpone entre el hombre y su destino. Pero sirve también el escenario de la novela, Stalingrado, para recordar que las Guerras Mundiales son resultados de situaciones sociales previas.
Hay quién se refiere a la II Guerra Mundial como la respuesta a la crisis del 29, y como solución y salida para la misma. Pero leyendo autores como Grossman, uno más bien concluye que quizá la guerra, sea el único vínculo que permitió a un pueblo unirse en la búsqueda de su destino.
Las democracias modernoas asientan su mecánica en la lucha ideológica fratricida, dónde la discusión y el enojo, el enfrentamiento y las envidias son las cartas del juego en el día a día político, y en el que los ciudadanos se enfrentan con palabras haciendo suyos los mensajes de unos cuestionables líderes. Pocos son los países modernos, civilizados y democráticos que en tiempo de necesidad llegan a una unión completa, más allá de la política o religión, para solventar de manera colectiva los problemas que enfrenta. Antes bien, prefieren el hundimiento conjunto frente a un éxito del oponente.
No fue la Guerra la solución, sino el reactivo que impulsó la unión del pueblo en una causa común: el interés nacional.
¿Sería posible prescidir de esta encima tóxica y conseguir sus frutos sin la catástrofe? Esperemos que los políticos lo entiendan, se entiendan, y nos animen a todos a empujar en una dirección común. No se si será mucho esperar, o si necesitaremos que se consuman en el incendio que han provocado para abonar la tierra en un nuevo resurgir. Quizá sea Grecia quien marca el vuelo del Ave Fénix.
[…] a la Tolstoi tras asistir a la batalla de Stalingrado de la mano de Grossman. Allá por Mayo terminé otra obra de largo recorrido, y asistí a la victoria del pueblo Ruso […]